sábado, 19 de octubre de 2013

Tecno-paradigma verde


III. ECONOMIA VERDE

Como se compatibilizan las teorías modernas sobre la Economía del Conocimiento; La dinámica de los Paradigmas Tecno-económicos (TEP) Los procesos de globalización, con  los postulados de sostenibilidad defendidos por Schumacher. Este es el gran reto teórico de la economía verde.
Está bastante aceptado que nuestro campo de juego actual de la economía es global. El mismo acuerdo existe sobre la escala humana, cuasi-local, de los procesos para el control de los ecosistemas. Economía verde trata, fundamentalmente, de la reflexión sobre estas contradicciones. Y de las políticas para afrontarlas, sin negar lo evidente.

III.1. Las lecciones de Schumacher

 Schumacher argumentaba que las transferencias de tecnología entre empresas de países con niveles diferentes de desarrollo,  conducían a decisiones inapropiadas sobre los productos y las tecnologías en los partenaires menos desarrollados.  Paises con abundancia de mano de obra recibían tecnologías ahorradoras de trabajo, resultado: el desempleo masivo. Las inversiones buscaban satisfacer los mercados de los países de origen de las tecnologías. Resultado: producción de artículos de lujo y destrucción de las economías locales.
Y añadía, las  tecnologías de los países mas desarrollados, al expandirse creaban externalidades negativas, como destrucción de ecosistemas, pérdida de recursos naturales, contaminación y  agotamiento de los recursos energéticos. Esas externalidades no se hacían evidentes, porque los países subdesarrollados actuaban como contenedor de la efectos perversos de las economías desarrolladas. Durante los años setenta, la crisis del petróleo y las emergencias medioambientales en las grandes ciudades cambiaron la percepción de las gentes, al afectar al núcleo desarrollado del planeta.
Schumacher, sin embargo, defendía que el estudio de cómo la gente hacía las cosas a nivel local, podría haber permitido la investigación en tecnologías que mejoraran esos procesos y ayudaran a las comunidades locales a salir de la pobreza. Esas inversiones habrían sido mas baratas y útiles.   Preservando las riquezas naturales de la zona y fomentando la incorporación de sus gentes a la sociedad moderna, entendida como sociedad de la tecnología.
La Globalización ha trastocado las visiones localistas. Ha  interrelacionado todo el planeta con los problemas que se producen en sus núcleos, ha cambiado la ubicación de esos núcleos y creado otros nuevos y distantes.  Sin embargo, el discurso de Schumacher sigue siendo potente y cargado de juicio. En  lugar del rechazo por utópico, invita a la reflexión por razonable

III.2. Las lecciones de Evolutionary Economics

La principal reflexión es metodológica: Para hacer compatibles dos perspectivas que  parecen opuestas, es necesario buscar los puntos comunes entre los aspectos fundamentales de ambas visiones.
Ambos comparten la perspectiva de la economía del conocimiento  sobre la fuerza de trabajo como un stock de servicios. Y ambos valoran la importancia del sistema industrial, entendido como un catálogo de combinaciones de la organización el trabajo, y como espacio de la innovación. Valoran más la concepción japonesa de mejora de lo que ya se sabe hacer, que la innovación radical. Esta última ocurre, pero si no hay un sistema industrial capaz de mejorarla, adaptarla, convertirla en rutina y crear nuevos conceptos, su efecto es nulo. Este postulado pertenece tanto a “Evolutionary Economics” como a los seguidores de Schumacher.
La segunda concordancia se produce en torno al lugar central que ambos conceden a la tecnología energética en el enfoque de los problemas medioambientales. Hablando en los setenta sobre los límites del crecimiento, Schumacher decía: “El moderno sistema industrial no se ve gravemente enfrentado por posibles escaseces o altos precios de los materiales… es más, la necesidad es la madre de la invención, y la inventiva de la industria, maravillosamente soportada por la ciencia moderna, es difícil que pueda ser derrotada en ese frente”..y añadía: “El único factor material cuya disponibilidad es la precondición de todos los otros, y que no puede ser reciclado, es la Energía”.
En 1998 los autores de The Next Industrial Revolution, defendían la posibilidad  del diseño de procesos industriales y productos sostenibles innovando en sistemas de circuito cerrado que eviten la generación de residuos.  Sin embargo, el nudo central es la energía: “La presión mas grande es alcanzar una reducción absoluta en el consumo de materiales y energía para los próximos  cincuenta años.. imposible sin innovaciones radicales en la industria energética”
Además, la cultura. ….Como dice Kemp “Los Bulldozers que se utilizan para destruir los bosques tropicales pueden ser impulsados por el (H2) y serían igual de dañinos”

III.3. Un Paradigma Tecno-económico Verde

Evolutionary Economics, al contrario de Schumacher es optimista sobre el potencial de la investigación en tecnología para afrontar el reto medioambiental.  Estos economistas creen que el crecimiento económico puede ser mas respetuoso, que la globalización puede ser gobernada si hay voluntad y los Gobiernos asumen un rol activo, económico y social, en promover la innovación. Mientras, los seguidores de Schumacher, que creían posible sustraerse a la globalización y proteger a las empresas y comunidades locales, incluso al coste de ciertas ineficiencias, empiezan a buscar maneras de insertar sus visiones en los procesos globales.
Los teóricos de “Evolutionary..” sitúan,  entre 1980 y 2010, el punto de acumulación tecnológica (otros autores lo llaman Ciclo de Kondratiev). Piensan que el Paradigma Tecno-económico (TEP) del conocimiento y la organización industrial en red, está creando unas contradicciones que lo bloquean, y que solo se afrontan desde un Paradigma  Tecnológico Verde (“Green TEP”)
En primer lugar, las Tecnologías de la Información (TIC) no se avienen con el paradigma verde. “Son consumidoras compulsivas de energía”. Las TIC, la globalización que las ha hecho posibles y la transferencia fordista de actividades, que van de su mano, contribuyen al efecto invernadero porque son dependientes de la energía fósil.
En segundo, “Las infraestructuras que soportan la energía fósil son enormes.. y además se sustentan en una cultura, poderosamente arraigada, del sistema de vida global construido alrededor del automóvil”
La preocupación crítica desde los retos actuales medioambientales, es la cuestión de cómo ocurre la transición desde un TEP- basado en la informatización- a un Green-TEP. Sin caer en el determinismo, la historia enseña que cuando un Paradigma alcanza su límite de crear beneficio y mejorar la producción, un nuevo Paradigma emerge y crea nuevas oportunidades. También, que la transición suele coincidir con graves crisis y periodos de estancamiento.
Los siglos XIX y XX enseñan que los nuevos Paradigmas sustituyen al viejo (vapor y electricidad, …, fordismo y corporaciones en red) tras un largo periodo de experimentación y destrucción de fuerzas productivas. “Solo cuando las Instituciones – económicas, sociales y políticas – se han trasformado para estar en sintonía con las nuevas tecnologías, puede alcanzarse el potencial que éstas encierran. El carácter de cada Paradigma es adoptado por la sociedad cuando ésta se conforma a la nueva  tecnología”, es decir cuando se crea una cultura que lo convierte en natural y razonable para los ciudadanos.

III.4. Estrategias para un Tecno-paradigma Verde

El problema es político: “Se necesita meter presión hacia la mejora tecnológica en todos los sentidos para resolver los problemas de desigualdad, pobreza y subdesarrollo” ¿Cómo diseñar políticas medioambientales y de I+D que puedan incentivar esas tecnologías?
En los comienzos del Siglo XXI, varias nuevas tecnologías experimentan su “momentum”,  e impulsan una nueva revolución industrial basada en el conocimiento. En primer lugar la biotecnología, claramente apoyada en las TIC. El futuro de ambas dependen de que se logre un nuevo paradigma energético. Puede ser el hidrógeno (H2) u otra tecnología, pero se trata de resolver el almacenamiento de la energía libre, es decir del sol, cuyo actual stock fósil está agotándose.
Sea cual sea, una energía verde no es en si misma sostenible.  En primer lugar, está la cuestión de que tipo de energía se utilizará para producir (H2). Por lo que sabemos de la dinámica de los sistemas económicos, la introducción del hidrógeno no tiene por que ser complicado, pero sí lo será el cambio en la energía a utilizar para obtenerlo.
En segundo, las externalidades negativas provocadas por el automóvil van mucho mas allá de la fuente de energía que usa el propio vehículo, tienen que ver sobre todo con las culturas de uso y consumo. Los impuestos que incorporan al coste las externalidades medioambientales son necesarios, pero no resuelven problemas como los urbanísticos y de aprovechamiento de las instalaciones: La energía solar doméstica y el automóvil impulsado por hidrógeno, implican un estilo de vida que es consumidor intensivo de recursos por efecto de la dispersión del hábitat.
Kemp defiende un cambio hacia formas mucho mas descentralizadas de gestión de la energía limpia. Creando núcleos locales con vocación de independizarse de las Redes centralizadas, lo cual exigirá un gran apoyo de los poderes públicos para garantizar la libertad de empresa y evitar el boicot de los centros constituidos.
Se necesita casi un programa misionero de I+D enfocado hacia tecnologías medio-ambientales, apoyado en educación dirigida a los investigadores y los usuarios, para la creación de “nichos de mercado” (entiendidos como conglomerados de productores y clientes basados en la tecnología verde.) de esa tecnología radical, donde pueda desarrollarse y  fortalecerse, antes de competir globalmente”. Retomar lo local, sin obviar lo global, en sociedades donde las representaciones culturales de la producción sean post-industriales.
La idea de incrementar la autosuficiencia en una economía globalizada puede parecer un contrasentido, pero la globalización solo es el contexto en el que ocurren los hechos económicos contemporáneos. El elemento crítico está en la construcción de Instituciones que  apoyen la cooperación mas que la competición, lo cual es mucho mas fácil  en entornos locales.
Promoviendo en cada sitio la generación y mantenimiento del empleo, soportado por un alto nivel de habilidades y capital social, y localizando empresas en núcleos donde la propia actividad incentive un alto nivel de innovación. Pequeñas empresas de tecnología sofisticada en un entorno institucional  basado en tradiciones locales.
Castell y Hall proponen núcleos industriales de vanguardia y ecológicos, ahorradores de costes, con suministro garantizado de los elementos críticos, y reserva de habilidades conectada con centros de enseñanza e investigación ad-hoc. El apoyo público necesario no puede sustituir el esfuerzo empresarial, sin él es inútil el esfuerzo. Por lo tanto los autores proponen: Impuestos ecológicas y al carbón; Fuertes inversiones en educación y formación, y apoyo institucional a la cooperación tecnológica empresarial y científica.
Tal política solo es posible si se da una implicación de todos los agentes: empresas de vanguardia, gobierno y consumidores educados. Podemos añadir que esos “nichos de mercado” necesitan la protección de  Instituciones que sean jugadores globales, con poder global, tales como los grandes Estados regionales o las agrupaciones continentales (U.E.¿?)
Por lo tanto, la única conclusión segura es que la dependencia del mundo moderno respecto a las energías fósiles solo podría ser  reducida  significativamente por el desarrollo de nuevos estilos de tecnología, creadores y alimentados en culturas de cooperación, sobriedad libremente asumida y conocimiento del entorno.
 Las nuevas culturas emergen de la práctica social, económica y política que crea nuevas Instituciones. Estas últimas, las Instituciones, serán decisivas para la transición hacia un Green-TEP porque solo ellas pueden implantar, promocionar y extender los valores que arropen unas tecnologías humanamente centradas.
Promover un Green-TEP implica acción colectiva “por medio de campañas en todos los frentes: Los procesos de producción; El diseño y estructura de nuestras ciudades y sistemas de transportes; Los alimentos que comemos, y los productos que compramos” Y acuerdos entre países para defender los avances que se logren. Por ahora, solo la U.E. parece proporcionar un ámbito donde tales acciones serían viables, y eso tras grandes cambios legislativos.
 “Toda la historia – igual que la experiencia habitual- apunta al hecho de que es el ser humano, no la naturaleza, quien provee de recursos básicos, que el factor crítico de todo desarrollo económico es la mente humana”

Citados:
M. Castells & P Hall (1994) Technopoles of the Word: The Making of  Twenty-first Century Industrial Complexes (London, Routledge, 1994)
McDonough & Braungart (1998) “The Next Industrial Revolution” The Atlantic Monthly 282, October,
Freeman, M Dgarp & W Walter: “Technology and the Future of Europe: Global Competition and the Environament in the 1990s” London Pinter, 1991
Nicholas Georgescu-Roegen: La Ley de la Entropía y el problema Económico, op. cit.
Kemp (1995) “Environmental Policy and Technical Change”, (Maastricht Datawyse Universitaire Pers)
J. Phillimore (2001) Schumpeter, Schumacher and Green Technology, en Technology Analysis & Strategic Management, Vol 13, nº 1, 2001
Daniel T Rodgers: “Age of Fracture” Harvard University Press, 2012
Schumacher  “Small is Beautiful: A Study of Economics as if People Mattered,” Paul Hawken edit. 1990 y Comentarios de James Robertson a la edición
Tylecote (1997) Ecology, Technology and the Next Long Wave Upswing, in Environment, Technology and Sustainable Development: The Challenge to Sustainable Development, Cheltenham, Elgar, 1997 pp. 226-247

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