III.
ECONOMIA VERDE
Como se
compatibilizan las teorías modernas sobre la Economía del Conocimiento; La
dinámica de los Paradigmas Tecno-económicos (TEP) Los procesos de
globalización, con los postulados de
sostenibilidad defendidos por Schumacher. Este es el gran reto teórico de la
economía verde.
Está bastante
aceptado que nuestro campo de juego actual de la economía es global. El mismo
acuerdo existe sobre la escala humana, cuasi-local, de los procesos para el
control de los ecosistemas. Economía verde trata, fundamentalmente, de la
reflexión sobre estas contradicciones. Y de las políticas para afrontarlas, sin
negar lo evidente.
III.1.
Las lecciones de Schumacher
Schumacher argumentaba que las transferencias
de tecnología entre empresas de países con niveles diferentes de
desarrollo, conducían a decisiones
inapropiadas sobre los productos y las tecnologías en los partenaires menos
desarrollados. Paises con
abundancia de mano de obra recibían tecnologías ahorradoras de trabajo,
resultado: el desempleo masivo. Las inversiones buscaban satisfacer los
mercados de los países de origen de las tecnologías. Resultado: producción de
artículos de lujo y destrucción de las economías locales.
Y añadía, las tecnologías de los países mas
desarrollados, al expandirse creaban externalidades negativas, como destrucción
de ecosistemas, pérdida de recursos naturales, contaminación y agotamiento de los recursos energéticos.
Esas externalidades no se hacían evidentes, porque los países subdesarrollados
actuaban como contenedor de la efectos perversos de las economías
desarrolladas. Durante los años setenta, la crisis del petróleo y las
emergencias medioambientales en las grandes ciudades cambiaron la percepción de
las gentes, al afectar al núcleo desarrollado del planeta.
Schumacher, sin
embargo, defendía que el estudio de cómo la gente hacía las cosas a nivel
local, podría haber permitido la investigación en tecnologías que mejoraran
esos procesos y ayudaran a las comunidades locales a salir de la pobreza. Esas
inversiones habrían sido mas baratas y útiles. Preservando las riquezas naturales de la zona y
fomentando la incorporación de sus gentes a la sociedad moderna, entendida como
sociedad de la tecnología.
La Globalización ha
trastocado las visiones localistas. Ha
interrelacionado todo el planeta con los problemas que se producen en
sus núcleos, ha cambiado la ubicación de esos núcleos y creado otros nuevos y
distantes. Sin embargo, el
discurso de Schumacher sigue siendo potente y cargado de juicio. En lugar del rechazo por utópico, invita a
la reflexión por razonable
III.2. Las
lecciones de Evolutionary Economics
La principal
reflexión es metodológica: Para hacer compatibles dos perspectivas que parecen opuestas, es necesario buscar
los puntos comunes entre los aspectos fundamentales de ambas visiones.
Ambos comparten la
perspectiva de la economía del conocimiento sobre la fuerza de trabajo como un stock de servicios. Y
ambos valoran la importancia del sistema industrial, entendido como un catálogo
de combinaciones de la organización el trabajo, y como espacio de la
innovación. Valoran más la concepción japonesa de mejora de lo que ya se sabe
hacer, que la innovación radical. Esta última ocurre, pero si no hay un sistema
industrial capaz de mejorarla, adaptarla, convertirla en rutina y crear nuevos
conceptos, su efecto es nulo. Este postulado pertenece tanto a “Evolutionary
Economics” como a los seguidores de Schumacher.
La segunda concordancia
se produce en torno al lugar central que ambos conceden a la tecnología
energética en el enfoque de los problemas medioambientales. Hablando en los
setenta sobre los límites del crecimiento, Schumacher decía: “El moderno
sistema industrial no se ve gravemente enfrentado por posibles escaseces o
altos precios de los materiales… es más, la necesidad es la madre de la
invención, y la inventiva de la industria, maravillosamente soportada por la
ciencia moderna, es difícil que pueda ser derrotada en ese frente”..y añadía:
“El único factor material cuya disponibilidad es la precondición de todos los
otros, y que no puede ser reciclado, es la Energía”.
En 1998 los autores
de The Next Industrial Revolution, defendían la posibilidad del diseño de procesos industriales y
productos sostenibles innovando en sistemas de circuito cerrado que eviten la
generación de residuos. Sin
embargo, el nudo central es la energía: “La presión mas grande es alcanzar una
reducción absoluta en el consumo de materiales y energía para los próximos cincuenta años.. imposible sin
innovaciones radicales en la industria energética”
Además, la cultura. ….Como
dice Kemp “Los Bulldozers que se utilizan para destruir los bosques tropicales
pueden ser impulsados por el (H2) y serían igual de dañinos”
III.3. Un
Paradigma Tecno-económico Verde
Evolutionary
Economics, al contrario de Schumacher es optimista sobre el potencial de la
investigación en tecnología para afrontar el reto medioambiental. Estos economistas creen que el
crecimiento económico puede ser mas respetuoso, que la globalización puede ser
gobernada si hay voluntad y los Gobiernos asumen un rol activo, económico y
social, en promover la innovación. Mientras, los seguidores de Schumacher, que
creían posible sustraerse a la globalización y proteger a las empresas y
comunidades locales, incluso al coste de ciertas ineficiencias, empiezan a
buscar maneras de insertar sus visiones en los procesos globales.
Los teóricos de
“Evolutionary..” sitúan, entre
1980 y 2010, el punto de acumulación tecnológica (otros autores lo llaman Ciclo
de Kondratiev). Piensan que el Paradigma Tecno-económico (TEP) del conocimiento
y la organización industrial en red, está creando unas contradicciones que lo
bloquean, y que solo se afrontan desde un Paradigma Tecnológico Verde (“Green TEP”)
En primer lugar, las
Tecnologías de la Información (TIC) no se avienen con el paradigma verde. “Son
consumidoras compulsivas de energía”. Las TIC, la globalización que las ha
hecho posibles y la transferencia fordista de actividades, que van de su mano,
contribuyen al efecto invernadero porque son dependientes de la energía fósil.
En segundo, “Las
infraestructuras que soportan la energía fósil son enormes.. y además se
sustentan en una cultura, poderosamente arraigada, del sistema de vida global
construido alrededor del automóvil”
La preocupación
crítica desde los retos actuales medioambientales, es la cuestión de cómo
ocurre la transición desde un TEP- basado en la informatización- a un
Green-TEP. Sin caer en el determinismo, la historia enseña que cuando un
Paradigma alcanza su límite de crear beneficio y mejorar la producción, un
nuevo Paradigma emerge y crea nuevas oportunidades. También, que la transición
suele coincidir con graves crisis y periodos de estancamiento.
Los siglos XIX y XX
enseñan que los nuevos Paradigmas sustituyen al viejo (vapor y electricidad, …,
fordismo y corporaciones en red) tras un largo periodo de experimentación y
destrucción de fuerzas productivas. “Solo cuando las Instituciones –
económicas, sociales y políticas – se han trasformado para estar en sintonía
con las nuevas tecnologías, puede alcanzarse el potencial que éstas encierran.
El carácter de cada Paradigma es adoptado por la sociedad cuando ésta se
conforma a la nueva tecnología”,
es decir cuando se crea una cultura que lo convierte en natural y razonable
para los ciudadanos.
III.4. Estrategias
para un Tecno-paradigma Verde
El problema es
político: “Se necesita meter presión hacia la mejora tecnológica en todos los
sentidos para resolver los problemas de desigualdad, pobreza y subdesarrollo”
¿Cómo diseñar políticas medioambientales y de I+D que puedan incentivar esas
tecnologías?
En los comienzos del
Siglo XXI, varias nuevas tecnologías experimentan su “momentum”, e impulsan una nueva revolución industrial
basada en el conocimiento. En primer lugar la biotecnología, claramente apoyada
en las TIC. El futuro de ambas dependen de que se logre un nuevo paradigma
energético. Puede ser el hidrógeno (H2) u otra tecnología, pero se trata de
resolver el almacenamiento de la energía libre, es decir del sol, cuyo actual
stock fósil está agotándose.
Sea cual sea, una
energía verde no es en si misma sostenible. En primer lugar, está la cuestión de que tipo de energía se
utilizará para producir (H2). Por lo que sabemos de la dinámica de los sistemas
económicos, la introducción del hidrógeno no tiene por que ser complicado, pero
sí lo será el cambio en la energía a utilizar para obtenerlo.
En segundo, las
externalidades negativas provocadas por el automóvil van mucho mas allá de la
fuente de energía que usa el propio vehículo, tienen que ver sobre todo con las
culturas de uso y consumo. Los impuestos que incorporan al coste las
externalidades medioambientales son necesarios, pero no resuelven problemas
como los urbanísticos y de aprovechamiento de las instalaciones: La energía
solar doméstica y el automóvil impulsado por hidrógeno, implican un estilo de
vida que es consumidor intensivo de recursos por efecto de la dispersión del
hábitat.
Kemp defiende un
cambio hacia formas mucho mas descentralizadas de gestión de la energía limpia.
Creando núcleos locales con vocación de independizarse de las Redes
centralizadas, lo cual exigirá un gran apoyo de los poderes públicos para
garantizar la libertad de empresa y evitar el boicot de los centros
constituidos.
Se necesita casi un
programa misionero de I+D enfocado hacia tecnologías medio-ambientales, apoyado
en educación dirigida a los investigadores y los usuarios, para la creación de
“nichos de mercado” (entiendidos como conglomerados de productores y clientes
basados en la tecnología verde.) de esa tecnología radical, donde pueda
desarrollarse y fortalecerse,
antes de competir globalmente”. Retomar lo local, sin obviar lo global, en
sociedades donde las representaciones culturales de la producción sean
post-industriales.
La idea de
incrementar la autosuficiencia en una economía globalizada puede parecer un
contrasentido, pero la globalización solo es el contexto en el que ocurren los
hechos económicos contemporáneos. El elemento crítico está en la construcción
de Instituciones que apoyen la
cooperación mas que la competición, lo cual es mucho mas fácil en entornos locales.
Promoviendo en cada
sitio la generación y mantenimiento del empleo, soportado por un alto nivel de
habilidades y capital social, y localizando empresas en núcleos donde la propia
actividad incentive un alto nivel de innovación. Pequeñas empresas de
tecnología sofisticada en un entorno institucional basado en tradiciones locales.
Castell y Hall
proponen núcleos industriales de vanguardia y ecológicos, ahorradores de
costes, con suministro garantizado de los elementos críticos, y reserva de
habilidades conectada con centros de enseñanza e investigación ad-hoc. El apoyo
público necesario no puede sustituir el esfuerzo empresarial, sin él es inútil
el esfuerzo. Por lo tanto los autores proponen: Impuestos ecológicas y al
carbón; Fuertes inversiones en educación y formación, y apoyo institucional a
la cooperación tecnológica empresarial y científica.
Tal política solo es
posible si se da una implicación de todos los agentes: empresas de vanguardia,
gobierno y consumidores educados. Podemos añadir que esos “nichos de mercado”
necesitan la protección de
Instituciones que sean jugadores globales, con poder global, tales como
los grandes Estados regionales o las agrupaciones continentales (U.E.¿?)
Por lo tanto, la
única conclusión segura es que la dependencia del mundo moderno respecto a las
energías fósiles solo podría ser
reducida significativamente
por el desarrollo de nuevos estilos de tecnología, creadores y alimentados en
culturas de cooperación, sobriedad libremente asumida y conocimiento del
entorno.
Las nuevas culturas emergen de la
práctica social, económica y política que crea nuevas Instituciones. Estas
últimas, las Instituciones, serán decisivas para la transición hacia un
Green-TEP porque solo ellas pueden implantar, promocionar y extender los
valores que arropen unas tecnologías humanamente centradas.
Promover un Green-TEP
implica acción colectiva “por medio de campañas en todos los frentes: Los
procesos de producción; El diseño y estructura de nuestras ciudades y sistemas
de transportes; Los alimentos que comemos, y los productos que compramos” Y
acuerdos entre países para defender los avances que se logren. Por ahora, solo
la U.E. parece proporcionar un ámbito donde tales acciones serían viables, y
eso tras grandes cambios legislativos.
“Toda la historia – igual que la
experiencia habitual- apunta al hecho de que es el ser humano, no la
naturaleza, quien provee de recursos básicos, que el factor crítico de todo
desarrollo económico es la mente humana”
Citados:
M. Castells & P Hall (1994) Technopoles of
the Word: The Making of
Twenty-first Century Industrial Complexes (London, Routledge, 1994)
McDonough
& Braungart (1998) “The Next Industrial Revolution” The Atlantic Monthly
282, October,
Freeman,
M Dgarp & W Walter: “Technology and the Future of Europe: Global
Competition and the Environament in the 1990s” London Pinter, 1991
Nicholas Georgescu-Roegen: La Ley de la
Entropía y el problema Económico, op. cit.
Kemp
(1995) “Environmental Policy and Technical Change”, (Maastricht Datawyse
Universitaire Pers)
J.
Phillimore (2001) Schumpeter, Schumacher and Green Technology, en Technology
Analysis & Strategic Management, Vol 13, nº 1,
2001
Daniel
T Rodgers: “Age of Fracture” Harvard University Press, 2012
Schumacher “Small is Beautiful: A Study of
Economics as if People Mattered,” Paul Hawken edit. 1990 y Comentarios de James
Robertson a la edición
Tylecote (1997) Ecology, Technology and the
Next Long Wave Upswing, in Environment, Technology and Sustainable
Development: The Challenge to Sustainable Development, Cheltenham, Elgar, 1997 pp. 226-247
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