lunes, 11 de noviembre de 2013

Estrategia para un Tecno-paradigma VERDE


“Toda la historia – igual que la experiencia habitual- apunta al hecho de que es el ser humano, no la naturaleza, quien provee de recursos básicos, que el factor crítico de todo desarrollo económico es la mente humana”  (J. Phillimore (2001) 

Toda estrategia necesita una pregunta, o el enunciado de un problema: ¿Cómo diseñar políticas medioambientales y de I+D que puedan incentivar las tecnologías verdes en competencia con las actuales tecnologías del carbono?
 El problema es político: “Se necesita meter presión hacia la mejora tecnológica en todos los sentidos para resolver los problemas de desigualdad, pobreza y subdesarrollo” y La presión solo se puede ejercer desde Instituciones que concedan amplia legitimidad a los cambios necesarios.
En los comienzos del Siglo XXI, varias nuevas tecnologías experimentan su “momentum”,  e impulsan una nueva revolución industrial basada en el conocimiento. En primer lugar la biotecnología, claramente apoyada en las TIC. El futuro de ambas dependen de que se logre un nuevo paradigma energético. Puede ser el hidrógeno (H2) u otra tecnología, pero se trata de resolver el almacenamiento de la energía libre, es decir del sol, cuyo actual stock fósil está agotándose, sin que pierda su carácter de libre, es decir de no apropiable.
Sea cual sea, una energía verde no es en si misma sostenible.  En primer lugar, está la cuestión de que tipo de energía se utilizará para producir (H2). Por lo que sabemos de la dinámica de los sistemas económicos, la introducción del hidrógeno no tiene por que ser complicado, pero sí lo será el cambio en la energía a utilizar para obtenerlo y distribuirlo.
En segundo, las externalidades negativas provocadas por el automóvil van mucho mas allá de la fuente de energía que usa el propio vehículo, tienen que ver sobre todo con las culturas de uso y consumo. Aunque los impuestos que incorporan al coste del producto las externalidades medioambientales son necesarios para su gestión, no resuelven problemas como los urbanísticos y de aprovechamiento de las instalaciones: La energía solar doméstica y el automóvil impulsado por hidrógeno, implican un estilo de vida que es consumidor intensivo de recursos por efecto de la dispersión del hábitat.

Kemp defiende un cambio hacia formas mucho mas descentralizadas de gestión de la energía limpia. Creando núcleos locales con vocación de independizarse de las Redes centralizadas: Un programa cuasi misionero de I+D, con proyectos para la educación de investigadores, promotores y usuarios, enfocado hacia tecnologías medio-ambientales y a la creación de “nichos de mercado” (entiendidos como conglomerados de productores y clientes basados en la tecnología verde.) donde pueda desarrollarse y  fortalecerse esa tecnología radical, antes de competir globalmente”.
Retomar lo local, sin obviar lo global, en sociedades donde las representaciones culturales de la producción sean post-industriales. Cambios de esta naturaleza, exigirán un gran apoyo de los poderes públicos para garantizar la libertad de empresa y evitar el boicot de los centros nodales constituidos. Comprender que libertad de empresa en un contexto de monopolios implica, necesariamente, protección a las empresas frente a los monopolios.
La idea de incrementar la autosuficiencia en una economía globalizada puede parecer un contrasentido, pero la globalización solo es el contexto en el que ocurren los hechos económicos contemporáneos, y la mayoría de los hechos, como demuestra Castell (2004) ocurren en lo local. El elemento crítico está en la construcción de Instituciones que  apoyen la cooperación mas que la competición, lo cual es mucho mas fácil  en entornos acotados.
Promoviendo en cada sitio la generación y mantenimiento del empleo, soportado por un alto nivel de habilidades y capital social, y localizando empresas en núcleos donde la propia actividad incentive un alto nivel de innovación. PYMEs de tecnología sofisticada en un entorno institucional  basado en tradiciones locales. Núcleos industriales de vanguardia y ecológicos, ahorradores de costes, con suministro garantizado de los elementos críticos, y reserva de habilidades conectada con centros de enseñanza e investigación ad-hoc (Castell y Hal, 1994)
El apoyo público necesario no puede sustituir el esfuerzo empresarial, sin él es inútil el esfuerzo, pues los empresarios emergen en culturas de oportunidad tecnológica, y no por decreto. Dicho apoyo consistiría en favorecer esas culturas con políticas de soporte: Impuestos ecológicas y al carbón, disuasorios de las tecnologías que se quieren desterrar; Fuertes inversiones en educación y formación, y apoyo institucional a la cooperación tecnológica empresarial y científica.
Tales políticas solo son posibles con la implicación de todos los agentes: empresas de vanguardia, gobierno y consumidores educados. Podemos añadir que esos “nichos de mercado” necesitan la protección de  Instituciones que sean jugadores globales, con poder global, tales como los grandes Estados regionales o las agrupaciones continentales (U.E.¿?)
Por lo tanto, la única conclusión segura es que la dependencia del mundo moderno respecto a las energías fósiles solo podría ser  reducida  significativamente por el desarrollo de nuevos estilos de tecnología, creadores y alimentados en culturas de cooperación, sobriedad libremente asumida y conocimiento del entorno.
 Las nuevas culturas emergen de la práctica social, económica y política que crea nuevas Instituciones. Estas últimas, las Instituciones, serán decisivas para la transición hacia un Green-TEP porque solo ellas pueden implantar, promocionar y extender los valores que arropen unas tecnologías humanamente centradas.
Promover un Green-TEP implica acción colectiva “por medio de campañas en todos los frentes: Los procesos de producción; El diseño y estructura de nuestras ciudades y sistemas de transportes; Los alimentos que comemos, y los productos que compramos” Y acuerdos entre países para defender los avances que se logren. Por ahora, solo la U.E. parece proporcionar un ámbito donde tales acciones serían viables, y eso tras grandes cambios legislativos.

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